LabOSat es la interfaz entre los satélites de la empresa argentina Satellogic y diferentes grupos de investigación o empresas que precisen ensayar sus dispositivos electrónicos tales como sensores, procesadores y actuadores en órbitas terrestres de baja altura -alrededor de 500 km sobre el nivel del mar-.
Dicho proyecto lo llevan adelante un grupo de investigadores liderado por el Dr. Federico Golmar, investigador independiente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y director de la Escuela de Ciencia y Tecnología de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) y el Dr. Pablo Levy, investigador principal del Consejo en el Departamento de Materia Condensada – GAIyANN – de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).
Desde el 2014 LabOSat ha puesto en órbita 4 plataformas experimentales y anteriormente la plataforma MeMOSat-01 en el satélite BugSat 1 (“Tita”, año 2014), y otras tres plataformas tipo LabOSat-01 en los satélites ÑuSat 1, 2 y 3 (“Fresco” y “Batata”, en 2016, y “Milanesat”, en 2017).
Estos nanosatélites permiten realizar análisis de infraestructura y controles de seguridad para la industria petrolera, monitorear campos y cultivos, y eventos climáticos, entre otros servicios que Satellogic ofrece a la industria.
Actualmente, el equipo de investigación conformado por científicos del CONICET, la CNEA, la UNSAM, la Universidad de Buenos Aires (UBA), y el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) cuenta con 4 investigadores, 2 becarios postdoctorales, 6 becarios doctorales y 2 alumnos de grado, los cuales mantienen colaboraciones con científicos de instituciones nacionales e internacionales.
De los 14 integrantes del equipo 10 son del CONICET y se especializan en Física y Tecnología.
Plataformas electrónicas ultra resistentes
La plaqueta LabOSat tiene como función ser la plataforma electrónica de control de los dispositivos a ensayar en el espacio: recibe energía y procesa sus comunicaciones por intermedio de la computadora central del satélite, el que realiza las conexiones con Tierra para el procesamiento de la información recibida.
Genera los estímulos y realiza mediciones sobre los dispositivos a ensayar, con la posibilidad de reconfigurar los experimentos a desarrollar a posteriori de la puesta en órbita.
Dichos experimentos se realizan en entornos hostiles como el espacio exterior donde hay baja presión, condiciones de baja temperatura o grandes dosis de radiación.
En relación al futuro de LabOSat, Pablo Levy sostiene que:
“Nos proyectamos como un grupo de investigación básica interdisciplinario, focalizado en expandir el espacio de experimentación en las temáticas de punta a nivel internacional que ya se vienen desarrollando en Tierra.
Asimismo, como grupo de investigación aplicada nos proponemos ensayar y validar dispositivos electrónicos en órbitas terrestres bajas.
Cabe mencionar que dicha plataforma está siendo ensayada en tierra en presencia de radiaciones ionizantes (protones provistos por el acelerador de iones TandAr en CNEA – Buenos Aires y neutrones provistos por el Reactor RA-6 en CNEA – Bariloche) de manera de conformar una plataforma versátil para las industrias aeroespacial y nuclear”.
Los primeros ejemplos de estos dispositivos desarrollados por LabOSat han sido las memorias no volátiles fabricadas por MeMOSat, los dosímetros comerciales calibrados por el LFDM – Facultad de Ingeniería – UBA, y los transistores de efecto de campo fabricados por el Centro de Investigación NanoGune – San Sebastián – España.
LabOSat-01 es la primera versión de la plataforma y está diseñada para albergar dispositivos que se prueban eléctricamente en este tipo de condiciones extremas.
Dentro de LabOSat-01 hay un módulo llamado MeMOSat, que fuerza los barridos personalizados de voltaje o corriente en dispositivos ReRAM y se puede adaptar fácilmente a cualquier dispositivo.
Dentro de los satélites en órbita Ada y Maryam (ÑuSat 4 y 5) lanzados por la empresa argentina Satellogic el pasado 2 de febrero desde China, operan tres plataformas experimentales LabOSat-01.
En las últimas misiones se ensayaron celdas de memoria fabricadas en Argentina (óxidos de Manganeso en la CNEA, óxidos de Titanio en el INTI) y en Finlandia (óxidos de Ytrio).
Esta nueva generación de memorias no volátiles es conocida como “memristor”, y su alta tolerancia en ambientes hostiles las hace potenciales reemplazantes de las memorias estándar utilizadas actualmente en la industria aeroespacial.
Por Sergio Patrone Firma Paz
CONICET